GETSEMANÍ

GETHSEMANE-GETSEMANIGetsemaní, en arameo significa “prensa de aceite”. Era un jardín o huerto al otro lado del valle de Cedrón, en la ciudad de Jerusalén. Según la tradición, el Getsemaní se hallaba a unos cincuenta metros al este del puente sobre el torrente del Cedrón, entre el monte del Templo y el monte de los Olivos. El relato bíblico nos dice que Jesús se dirigió al Getsemaní1, después de la Última Cena, en la falda del monte de los Olivos, un lugar muy frecuentado por Jesús y sus discípulos. Allí Cristo acostumbraba a orar, y enseñar a sus discípulos, pero nunca fue con un corazón tan lleno de tristeza como esta noche de su última agonía. El huerto de Getsemaní era un lugar ideal para encontrar paz y tranquilidad; cercano, pero al mismo tiempo apartado de la ciudad. Esa noche, el Salvador había estado explicando a sus discípulos la misión que le había traído al mundo y la relación espiritual que debían sostener con él. La luna llena de Pascua, resplandecía y seguramente iluminaría las escenas que iban a tener lugar allí.

En esta última visita a Getsemaní2, Jesús dejó a ocho de sus discípulos en algún lugar del huerto, y se separó para orar llevando sólo consigo a Pedro, Santiago y Juan, los mismos que presenciaron su transfiguración en el monte. Jesús anhelaba la compañía consoladora de sus amigos, pero éstos se durmieron en el huerto.3 El Getsemaní fue el escenario de la lucha final de Cristo con Satanás, lucha que habría de culminar en la cruz. Cuando Jesús oró sólo de rodillas, era tal su agonía porque iba a tomar sobre sí toda la culpabilidad del hombre y eso le iba a separar del Padre, que “su sudor era como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra”.4 La sima que vislumbraba era tan ancha, negra y profunda que su espíritu se estremecía ante ella. No debía ejercer su poder divinopara escapar de esa agonía. Como hombre, debía sufrirlas consecuencias del pecado del hombre. Como hombre,debía soportar la ira de Dios contra la transgresión. Pero su decisión estaba tomada; salvaría al hombre, fuera cual fuere el costo. Aceptó su bautismo de sangre, a fin de que por él los millones que perecen puedan obtener vida eterna. Jesús dejó los atrios celestiales, donde todo es pureza, felicidad y gloria, para salvar a la oveja perdida, al mundo que cayó por la transgresión. Y no se apartó de su misión. Se sometió totalmente a la voluntad del Padre y por fin, un ángel del cielo llegó para fortalecerle. Después de esto, estando allí con sus discípulos, llegó la turba dirigida por Judas, e hicieron prisionero a Jesús.5

 

Referencias Bíblicas:

  1. Mateo 26: 36
  2. Marcos 14: 32
  3. Mateo 26: 40
  4. Lucas 22: 39, 44
  5. Juan 18: 2, 12