LOS SEIS DÍAS DE LA CREACIÓN

El gran Dios puso los fundamentos de la tierra; vistió todo el mundo con un manto de belleza, y colmó el mundo de cosas útiles para el hombre; creó todas las maravillas de la tierra y del mar. Todo lo que nos rodea fue hecho con un propósito: por y para el hombre.¹ Nuestros orígenes tan especiales son revelados en la Palabra de Dios paso a paso, desde el principio en Génesis y luego en muchos otros libros de la Biblia. Todo lo hizo Dios con el poder de su Palabra. Él mandó y existió.² La gran obra de la Creación fue realizada en seis días. “Fueron, pues, acabados los cielos y la tierra, y todo lo que hay en ellos. El séptimo día concluyó Dios la obra que hizo, y reposó el séptimo día de todo cuanto había hecho. Entonces bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la Creación. Éstos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados”.³

Los días de la Creación fueron de 24 horas,⁴ y como dice el texto bíblico, constaron de una “tarde”, que es la parte oscura del día o noche, y una “mañana”, parte iluminada del día comprendida entre el amanecer y el anochecer.⁵ La expresión “tarde y mañana” es claramente la descripción de un día astronómico, la duración de una rotación de la Tierra sobre su eje. Aunque muchos eruditos han entendido que esta expresión “fue la tarde y la mañana un día”⁶ significa un largo período indefinido de tiempo. Los hebreos, que nunca dudaron del significado de esta expresión, comenzaban el día con la puesta del sol y lo terminaban con la siguiente puesta del sol.⁷ Los babilonios también comenzaban sus días con la puesta del sol; los romanos, sin embargo, los contaban a partir de la medianoche, de donde se deriva la costumbre actual.

Que los días de la Creación son días de veinticuatro horas, lo confirma:

1. El relato de cada día termina con la expresión: “Y fue la tarde y la mañana…”

2. Cuando el término yôm, [יןסע], “día”, va acompañado de un número definido, un adjetivo numeral ordinal, siempre significa un día literal de veinticuatro horas.

3. La creación del tercer día no podía subsistir mucho tiempo sin la obra del cuarto día. Era necesaria la fotosíntesis.

4. La creación del tercer día necesitaba también la creación del quinto día. Era necesaria la polinización.

5. El paralelo bíblico de Éxodo 20: 9 y 11 exige la interpretación de días de veinticuatro horas.

Referencias Bíblicas:

1. Isaías 45: 18
2. Salmos 33: 9
3. Génesis 2: 2, 3
4. Génesis 1 ; Éxodo 20: 8-11
5. Génesis 1: 5, 8, 13, 19, 23, 31
6. Génesis 1: 5
7. Levítico 23: 32