OFRENDA DE CAÍN

007-OFRENDA CAINEl amor de Dios por la raza humana se mostró inmediatamente después de que Adán y Eva pecasen. Puesto que la paga del pecado es la muerte1, Dios enseñó a la primera pareja humana que el sacrificio de un cordero2 era el único medio previsto para la salvación.3 Esta ofrenda implicaba reconocer la necesidad de un Salvador y mostrar fe en Dios y en su plan de redención.4 Al contrario que Abel, Caín albergaba sentimientos de rebeldía y enfado. Ambos hermanos sabían todo lo concerniente a la provisión hecha para la salvación de la raza humana y el sistema de sacrificios que lo simbolizaba y recordaba. Caín, aún conociendo el plan de salvación de Dios, escoge ser rebelde y desobediente5, actúa de manera contraria a la voluntad de Dios6, y ofrece una ofrenda sin mostrar fe.7 No estuvo dispuesto a seguir estrictamente el plan de obedecer y conseguir un cordero para ofrecerlo con los frutos de la tierra. Simplemente tomó lo de la tierra y pasó por alto el requerimiento de Dios. Pero Dios no aceptó su ofrenda. Caín no vio manifestación alguna de que hubiera sido aceptada. Su ofrenda no expresó arrepentimiento del pecado. Prefirió depender de si mismo. Se presentó confiando en sus propios méritos.

Pero Dios, en su misericordia y amor8, vuelve a mostrar a Caín cual era el camino recto que debía seguir.9 Tristemente, Caín, movido por la envidia y por el orgullo, decide nada menos que matar a su propio hermano.10 A pesar de ello, Dios no castiga a Caín por su acto, sino que más bien lo protege y le ofrece tiempo para arrepentirse.11 Sin embargo, Caín desprecia nuevamente el plan de salvación de Dios, junto con su gracia y su amor, y prefiere vivir lejos de la presencia de Dios.12 Caín y Abel representan dos clases de personas: los justos y los impíos, los creyentes y los incrédulos, que debían existir desde la caída del hombre hasta la segunda venida de Cristo. Caín, que mató a su hermano Abel por celos y odio, representa a los impíos que tendrían envidia de los justos y los odiarían porque serían mejores que ellos. Sentirían celos de los justos y los perseguirían y matarían porque sus buenas obras condenarían su conducta pecaminosa. Toda la Biblia presenta el hecho de que sólo por los méritos de Jesús son perdonadas nuestras transgresiones. Los que creen que no necesitan la sangre de Cristo, y que pueden obtener el favor de Dios por sus propias obras sin que medie la divina gracia, están cometiendo el mismo error que Caín. Si no aceptan la sangre purificadora, están bajo condenación. No hay otro medio por el cual puedan ser liberados del dominio del pecado.13

 

Referencias Bíblicas:

  1. Romanos 6: 23
  2. Apocalipsis 13: 8
  3. Hebreos 9: 22; Juan 1: 29
  4. Hebreos 11: 6
  5. Judas 11
  6. 1 Juan 3: 12
  7. Génesis 4: 3-5; Hebreos 11: 4
  8. 1 Juan 3: 8
  9. Génesis 4: 6-7
  10. Génesis 4: 8-9
  11. Génesis 4: 9-15
  12. Génesis 4: 16
  13. Hechos 4: 12