GEDEÓN Y EL VELLÓN DE LANA

044-GIDEON AND THE WOOL FLEECEGedeón, también llamado Jerobaal1, era un valiente israelita temido por los invasores madianitas. Dios lo eligió para ser juez de Israel. Su llamamiento para esa misión fue especialmente singular, puesto que para ello se le apareció el Ángel de Jehová. Estaba en su lagar cuando se le apareció. Allí trillaba el trigo que había logrado ocultar a los madianitas. En ese momento estaba pensando con tristeza en las condiciones de Israel y en qué se podría hacer para liberarlo. De repente, el Ángel de Jehová apareció y le habló diciéndole que le enviaba para salvar a Israel.2 Gedeón, siendo hospitalario, le preparó un cabrito y panes, pero quería ver una señal de quien era realmente el visitante. Entonces el Ángel tocó la carne y los panes ázimos con su cayado y una llama de fuego que brotó de la roca consumió el sacrificio. Creyó que iba a morir por haber visto al Ángel de Jehová cara a cara. Él le aseguró que no moriría y desapareció de su vista.3 Gedeón recibió la orden de destruir el altar de Baal que su propio padre había erigido, y debía erigir otro a Jehová, sobre la roca en la cual el sacrificio había sido consumido, para presentar allí un sacrificio al Señor. Por la noche, cumplió fielmente la orden divina.4

Después de la guerra a la idolatría, debía liderar un ejército contra los madianitas.5 Pero Gedeón no se atrevió a encabezar el ejército sin tener evidencias, adicionales de que Dios le había llamado para esta obra, y de que estaría con él. Extrañamente, le pidió una nueva y rara señal de la voluntad divina. Le rogó así: “Si has de salvar a Israel por mi mano, como has dicho, he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era; y si el rocío estuviera en el vellón solamente, quedando seca toda la otra tierra, entonces entenderé que has de salvar a Israel por mi mano, como lo has dicho”.6 Por la mañana el vellón estaba mojado, en tanto que la tierra estaba seca. Sintió, sin embargo, una duda, puesto que la lana absorbe naturalmente la humedad que hay en el aire; la prueba no era tal vez decisiva, pensó. Por consiguiente, rogando que su extrema cautela no desagradase al Señor, pidió que la señal se invirtiera. Le fue otorgado lo que pidió.7 Así animado, Gedeón sacó sus fuerzas a pelear con los invasores.8

Lo que siguió a continuación, es uno de los hechos más asombrosos de Dios, porque aunque Gedeón había reclutado a casi treinta mil hombres, fue con sólo 300 hombres como derrotó a los madianitas, aunque sólo haciendo exactamente lo que Dios les dijo, demostrando así el Señor su poder sobrenatural una vez más.9 Dios no escoge siempre, para su obra, a los hombres de talentos más destacados sino a los que mejor puede utilizar. El Señor puede obrar más eficazmente por medio de los que mejor comprenden su propia insuficiencia, y quieran confiar en él como su jefe y la fuente de su poder.

 

Referencias Bíblicas:

  1. Jueces 6: 32
  2. Jueces 6: 11- 16
  3. Jueces 6: 17-23
  4. Jueces 6: 24-27
  5. Jueces 6: 33-35
  6. Jueces 6: 36, 37
  7. Jueces 6: 38-40
  8. Jueces 7: 1
  9. Jueces 7: 2-23