ISRAEL Y JUDÁ

050-ISRAEL Y JUDADebido a la apostasía e idolatría de Salomón, el Señor, mediante un profeta, le envió el mensaje sorprendente de que cuando reinase su hijo, su reino sería dividido.1 Al quedarse privado del cuidado protector de Dios, varios adversarios de Salomón le atacaron y debilitaron el reino.2 Hacia el final de sus días, Salomón reconoció su pecado y trató de enmendar las consecuencias de sus actos. Con gratitud Salomón reconoció el poder y la bondad de Aquél que es “el más alto sobre los altos”3 y con arrepentimiento, comenzó a desandar su camino para volver al exaltado nivel de pureza y santidad del cual había caído. Confesó humildemente el error de sus caminos, y alzó su voz para amonestar a otros, no fuese que se perdiesen irremisiblemente por causa de las malas influencias que él había desencadenado.

Salomón reconoció que “el corazón de los hijos de los hombres” está “lleno de mal, y de enloquecimiento en su corazón”.4 Por inspiración divina, el rey escribió para las generaciones ulteriores: “El fin de todo el discurso oído es éste: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, el cual se hará sobre toda cosa oculta, buena o mala”.5 Cuando murió Salomón, reinó en su lugar Roboam su hijo.6 Poco después de ascender al trono, Roboam fue a Siquem, donde esperaba recibir el reconocimiento formal de todas las tribus.7 Jeroboam se le opuso. El profeta Ahías le había dado el mensaje de parte de Dios de que rompería el reino después de la muerte de Salomón, debido a la apostasía y que a él le daría diez tribus.8 Desde entonces las doce tribus de Israel quedaron divididas. La de Judá y la de Benjamín constituyeron el reino inferior o meridional, llamado de Judá, con capital en Jerusalén y bajo el gobierno de Roboam; mientras que las diez tribus septentrionales formaron y sostuvieron un gobierno separado, conocido como reino de Israel, con capital en Samaria regido por Jeroboam. Dios lo ordenó así.9

Durante tres años Roboam procuró sacar provecho del triste experimento con que inició su reinado; y fue prosperado este esfuerzo. Edificó y fortificó ciudades para darle fuerza a Judá.10 Pero el secreto de la prosperidad del reino del sur, Judá, durante los primeros años del reinado de Roboam no estribaba en estas medidas. Se debía a que el pueblo reconocía a Dios como el Gobernante supremo, y esto ponía en terreno ventajoso a las tribus de Judá y Benjamín. A ellas se unieron muchos hombres temerosos de Dios que provenían de las tribus septentrionales.11 Pero Jeroboam no confió en Dios y el reino del Norte, Israel, siempre estuvo más apartado del Señor.

 

Referencias Bíblicas:

  1. 1 Reyes 11: 11, 12
  2. 1 Reyes 11: 14-28
  3. Eclesiastés 5: 8
  4. Eclesiastés 9: 3
  5. Eclesiastés 12: 13-14
  6. 1 Reyes 11: 43
  7. 2 Crónicas 10: 1
  8. 1 Reyes 11: 28, 31-35
  9. 1 Reyes 12: 15
  10. 2 Crónicas 11: 5, 11, 12
  11. 2 Crónicas 11: 16, 17