En todas las culturas existen símbolos materiales para poder expresar las realidades no materiales. La Biblia también está llena de símbolos que representan verdades superiores, y uno de ellos es “La Roca”. En el Antiguo Testamento se presenta a Dios como una Roca1, tanto por lo que Él es como por lo que Él hace. Dios es como un lugar seguro donde refugiarse cuando hay peligros, amenazas o inseguridad. Sólo en Dios estamos seguros. “Jehová es mi Roca y mi fortaleza”.2 También se muestra a Dios como una Roca de salvación en medio de una tempestad.3 Y finalmente, presenta a Dios como una Roca sólida donde se puede construir un edificio sin peligro de erosión.4 No hay otra Roca fuera de Dios.5
El Nuevo Testamento identifica a Cristo como la Roca6, la verdadera y eterna Roca del Antiguo Testamento, la “Piedra viva”7, porque Cristo es Dios. El mismo Jesucristo se presenta como un refugio donde acudir para darnos seguridad: “Venid a mí todos los que estáis fatigados y cargados, y yo os haré descansar”.8 Él es el Salvador del mundo.9 Finalmente, el Nuevo Testamento presenta a Jesucristo como la Roca sólida sobre la cual se puede edificar la Iglesia como colectivo y también la vida individual. Todo el que oye estas palabras y las practica, “será como el hombre prudente, que edificó su casa sobre la Roca”10; es como el hombre “que al edificar su casa, cavó hondo, y puso el fundamento sobre la Roca”.11 Jesús es el Mesías y la Roca, y “sobre esta Roca edificaré mi iglesia”.12 Este último pasaje lo explica el mismo apóstol Pedro identificando la Roca con Jesucristo, y no con él mismo.13 La Iglesia no está edificada sobre seres humanos falibles, sino sobre Cristo mismo, la Roca eterna.
Referencias Bíblicas: