ARCO IRIS

015-ARCO IRISNoé no se olvidó de Dios, que los había protegido tan bondadosamente; en seguida, después de salir del arca, erigió en cambio un altar y tomó de todos los animales limpios y las aves limpias, y los ofreció en holocausto sobre él1 para manifestar así su fe en el Mesías, Cristo, el gran Sacrificio, y su gratitud a Dios por su maravillosa protección. La ofrenda de Noé ascendió a Dios como un dulce aroma. La aceptó y bendijo a Noé y a su familia. De esta manera se enseñó una lección a todos los seres que habrían de vivir sobre la tierra: cada vez que se manifiesta la misericordia y el amor de Dios hacia nosotros, lo primero que deberíamos hacer es agradecerle y rendirle culto con humildad.

Y para que el hombre no se atemorizara cuando viera agolparse las nubes y cuando lloviera, y para que no estuviera constantemente afligido, con el temor de otro diluvio, Dios bondadosamente animó a la familia de Noé mediante una promesa: “Estableceré mi pacto con vosotros, y no exterminaré ya más toda carne con aguas de diluvio, ni habrá más diluvio para destruir la tierra. Y dijo Dios: Ésta es la señal del pacto que yo establezco entre mí y vosotros y todo ser viviente que está con vosotros, por siglos perpetuos: Mi arco he puesto en las nubes, el cual será por señal del pacto entre mí y la tierra. Y sucederá que cuando haga venir nubes sobre la tierra, se dejará ver entonces mi arco en las nubes… Estará el arco en las nubes, y lo veré, y me acordaré del pacto perpetuo entre Dios y todo ser viviente, con toda carne que hay sobre la tierra”.2

Ese arco debía manifestar a todas las generaciones el hecho de que Dios destruyó a los habitantes de la tierra mediante un diluvio a causa de su gran maldad. Así, cuando los niños de las generaciones sucesivas lo vieran en las nubes y preguntaran por qué se extendía por los cielos ese magnífico arco, sus padres les dirían que la destrucción del mundo antiguo por medio del diluvio, fue porque la gente se había entregado a toda clase de impiedad, y las manos del Altísimo le habían dado forma y lo habían colocado en el cielo como señal de que Dios nunca más enviaría las aguas de un diluvio sobre la tierra. El arco iris es un símbolo que pertenece a Dios y que se encuentra en su propio trono.3 Así como Dios estableció un pacto de fe con Abrahán y sus descendientes4, estableció un pacto con toda la humanidad, creyentes y no creyentes, de que el mundo no volvería a ser destruido por un diluvio.

 

Referencias Bíblicas:

  1. Génesis 8: 20, 21
  2. Génesis 9: 11-16
  3. Apocalipsis 4: 3; 10: 1
  4. Génesis 9: 12-17