GIGANTES

043-GIGANTESAntaño en la tierra, vivieron gigantes, pues varias veces se mencionan en la Biblia a personas, no sólo muy altas, sino de grandísima estatura.1 Hay que notar de la misma manera, que al principio de la humanidad, vemos que Adán y los patriarcas antediluvianos vivían casi mil años y parecían tener una gran inteligencia2 que les permitió realizar grandes proezas y edificaciones sorprendentes. Y es que, debemos recordar que Dios hizo al hombre perfecto, a su imagen y semejanza3 y con muchas cualidades extraordinarias que ha ido perdiendo paulatinamente. Por ejemplo, Adán puso nombre a todos los animales existentes y los podía recordar sin necesitar tenerlo escrito.4 En ciertos lugares y familias, todavía se dieron durante un tiempo algunos descendientes con esas características tan imponentes. Todavía hoy se dan ciertos casos especiales de gran estatura, vitalidad o gran capacidad intelectual. Por eso en comparación con los otros hombres, se les llamó entonces “gigantes”, aunque al principio de la creación, era normal tener esas cualidades y esa capacidad vital.

La Biblia contiene abundantes referencias a algunas de esas familias de gigantes, que fueron desapareciendo al principio de la historia humana. Los hebreos se referían a algunos de ellos como refaítas, que eran un “pueblo grande y numeroso, y de elevada estatura como los hijos de Anac”.5 También los gigantes que había en Canaán eran tan altos que los doce espías se sintieron como langostas en comparación con ellos, y así fueron considerados por éstos.6 Se mencionan algunos otros pueblos de gigantes.7 También otros gigantes individuales como: Og, rey de Basán, cuya cama medía cuatro metros de largo por dos de ancho8; Goliat, de Gat9, cuya altura era de unos 3,20 m, e Isbi-benob10, de quien la punta de su lanza pesaba unos 3 kilos; además de otro gigante que tenía seis dedos en cada mano y cada pie, sumando un total de veinticuatro dedos.

Es evidente que la Biblia nos informa que el ser humano ha ido degenerando y ahora no es ni sombra de lo que fue. Indudablemente, esto se debe al pecado y a la maldad consecuente. Cuando Dios hizo al hombre, lo hizo “un poco menor que los ángeles”11 y con la resurrección volveremos a recuperar un cuerpo glorificado, revestido de inmortalidad e incorruptible.12

 

Referencias Bíblicas:

  1. Génesis 6: 4
  2. Génesis 5: 5;
  3. Génesis 1: 26
  4. Génesis 2: 19, 20
  5. Números 13: 33
  6. Números 13: 22, 28, 33; Deuteronomio 1: 28
  7. Deuteronomio 2: 10, 11, 20, 21; 1 Crónicas 20: 4-8
  8. Deuteronomio 3: 11
  9. 1 Samuel 17: 4, 51
  10. 2 Samuel 21: 16, 18-22
  11. Salmos 8: 5
  12. 1 Corintios 15: 51-54